SESENTA SEGUNDOS TIENE UN MINUTO
Sesenta segundos tiene un minuto.
Sesenta minutos tiene una hora.
La musa me viene siempre a deshora
dejando un solo verso como fruto.
Me dice, que escribiendo soy muy bruto,
veremos si lo termino y a qué hora
puedo demostrarle, y sin demora,
que no lo voy a dejar en usufructo.
Será un placer recitarlo, y la gente,
cuando, ¡Por fin! , lo tenga terminado,
verán en el soneto consecuente
el destino para el que ha sido creado:
Valorar la imaginación latente
de la persona que lo ha terminado.