YO
Yo,
que supuse al nacerme de fe
la pasión por Dios en el humano,
hoy,
con medio camino recorrido
me confirmo neutro en religiones.
Yo,
compañero fiel a mi nombre,
quise escudarme en sus voces de penumbra
pero nunca tuve poder
y rechacé la táctica
-hoy en desuso-
de golpear mi pecho tres veces
al llegarme la edad del hombre.
Después de todo,
soy el único que acentúa la íes elegidas
en este dictado, donde apenas
se protege a la palabra.