COMO QUIEN SUFRE EN PROPIA CARNE
Como quien sufre en propia carne
la desgracia
y en espera de la sangre, desespera…
hoy proclamo el desarme de mis besos
a quien ama la hermosura
de unos labios que aún sonríen,
sosteniendo la tristeza
y esperando verso a verso la esperanza,
naufragando en este grito
he de quedarme.
Aún así no me asustan las condenas
que lo que temo es al desprecio
del que vende lo más caro a bajo precio
y a su cadena.