ANTES DE NACER
Antes de nacer,
con la mueca silvestre
y sin apenas descubrir
la porosidad en mi piel,
ya entregaba mis oídos al murmurio
de unos seres
venidos de las afueras a mi mundo.
Sin embargo, hace tiempo, estrenó mi lengua
un idioma acorde, capaz
de conseguir la comunicación leal.
Mi lenguaje de “Hombre”
es para el hombre que escucha
el suave tacto
-que ofrece-
el badajo a la campana,
antes de entregar su estridencia al eco.
Por ello
recurro antes de nacer, al hombre.
Sólo por ver si me llena
su i-li-mi-ta-da sapiencia.