QUEDARON SE PA RA DOS
Quedaron se pa ra dos.
El instinto les vino de golpe,
las prisas...el vino...
sin que apenas un sollozo recorriera sus mejillas.
La hora del ave-dios
se abría de bruces
al crepúsculo.
Los sueños íban despejándose lentamente.
El silencio mudaba la piel.
No
hubo
más
palabras.
Otro Edén quedaba inaugurado.