COMPAÑERO DE NORTES
Acariciaba el mar al ras de tu llanto
la cuna verde que meciera el alba
y se imponía la paz nocturna, compañero,
bajo el cielo plomizo de la c0sta Cántabra
Ya mengua la luna el dorso
de la luz tenue encendida en casa
y al eco sonoro de un grito,
asomaste al mundo tu ser desnudo
hermano del norte. ¡Hijo de España!
El mar de Cantabria
bebió la luz de tus ojos y sus olas de nácar
vomitaron espumas sobre alamedas de arena
al presentir con ira tu forzada marcha.
Tu nombre, compañero...
Tu nombre, rehusa en el verso la metáfora
y dice ser emperador...
¿De qué?, ¿Sabes?,
No te hace falta.
Tu nombre, Alejandro,
hoy mora en los archivos
junto a otros nombres aquí, en Vizcaya.
Jornalero, campesino, gladiador...
¡Qué más da!
Los oficios son tu casta.
Tu piel, compañero, hoy se resiente
por la broza del tiempo que ha quebrado tu estirpe.
Otros ojos labraste para ese norte donde el mar
-carcelero de tus raices- engendra ola tras ola
la llamada natural con que naciste.
Regresas, ocultando el brillo de tu pupila
mientras va acariciándote,
la cuna verde que te meciera al alba.
Compañero de nortes.
¡De cornisa Cántabra!