ACAPARANDO SENSACIONES VIVAS
Quien, desde la parodia invicta
estimule el fatuo sueño,
esgrimiendo, bien la pluma,
o insertando voraz veneno,
ha de saber que mi cuerpo,
tras el letargo del sueño
acapara sensaciones vivas
y no de todas se siente dueño.
Tal es mi tesón, mi rebeldía,
tal, a mi juicio, el desconsuelo,
que diérame igual noche que día
con tal de ejecutar en vida
el tejido entrelazado de este sueño.
Mas...
la pasión con que ejerzo el cometido,
rubricando, racional, mi propia obra...
¿Es comedia, o sensación de haber vivido
la expansión febril de la mente en su memoria?
Hoy me embarga dicho afán.
Es verdad.
¿Por qué ocultarme, aún sabiendo
que el saber me delimita?
¿Acaso no es verdad
que en las entrañas de la tierra estéril
tiene el agua su mezquita, y no menos verdad
que existe un solo Dios
que, aún oculto a nuestros ojos, del pecado nos libera?
Así, he de taladrar el subconsciente,
penetrando, consumiendo su mensaje
y percibir si es la trama que revela
el infortunio inusual de un viaje.
¿Y si así fuera?
¡Que aconteciera!, Que por sueño no quedara,
que en la vida hay muchos sueños
y si de sueños tratara...
diría, que es la vida quien abre camino
a esa voz, que desde el sueño profundo,
nos ofrece la mano del alma.
Calla.
Respira.
Duerme.
Sueña.
¿Aún no oyes nada?